6 Ferrara y
Módena. Emilia-Romaña: Las ciudades de la familia d´Este.
Los Este fueron una de las grandes familias que gobernaron en Italia dividida, hasta 1860, en una multitud de estados y señoríos independientes. Sus orígenes se remontan al siglo IX, pero fue en el XIII cuando afianzaron su dominio en un territorio que tenía en Ferrara su núcleo de poder. Como consecuencia de este hecho, la ciudad se convirtió en uno de los centros artísticos y culturales más importantes de la península italiana, lo que equivale a decir de Europa, ya que los distintos miembros de la dinastía, al mismo tiempo que podían hacerse partícipes de todas las crueldades que la “razón de estado” podía justificar, poseían un gusto por el arte y la cultura que les impulsaron a convertirse en grandes mecenas. Cuando los Este tuvieron que abandonar Ferrara en 1598, como consecuencia de su enfrentamiento con la Iglesia, la capital del ducado pasó a Módena, en donde se estableció la corte, con todas las obras de arte que pudieron trasladarse, y donde se construyó, a partir de 1634, uno de los más impresionantes palacios de Italia. El poder de esta familia, que representó como pocas la grandeza y las perfidias del Renacimiento italiano, y su capacidad para comprender y proteger el mundo artístico e intelectual, se prolongaría hasta la segunda mitad del siglo XIX.
En la actualidad Ferrara y Módena son dos ciudades llenas de
encanto. El ambiente festivo (coincidió nuestra visita con un fin de semana),
de calles, plazas, mercados al aire libre, junto a los hermosos palacios,
las convierten en lugares llenos de interés. Ferrara es la ciudad de las
bicicletas, gentes de todas las edades y condiciones la utilizan con tal
profusión que dudamos que cualquier otra ciudad de Europa supere su uso. No es
necesario añadir que Módena, además de por su afamado vinagre, es conocida por
ser la ciudad de Ferrari y de Maserati. El sempiterno gusto italiano por la belleza... con motor
incorporado.
Ambas poseen hermosas catedrales. La de Ferrara, dedicada a San Giorgio patrón de la ciudad, fue construida entre los siglos XII y XIV y tiene una maravillosa fachada del XIII. Diseñada por Giuglielmo, que está enterrado en ella, presenta elegantes galerías de arcos apuntados,
Catedral de Ferrara |
Cercano a la cabecera se ubica el campanile
renacentista de Alberti,
impresionante por su elegancia y por la armonía de sus
mármoles de suaves colores. Una hornacina es el lugar en el que se encuentra el busto del mecenas de la obra: el cardenal Crescentius, cuyo nombre, por
razones familiares, resulta siempre evocador para mí.
El entusiasmo con el que contemplé el exterior de la
catedral, se esfumó de golpe cuando vi el interior, reconstruido en 1712 tras el terremoto que asoló la ciudad a finales del siglo XVI.
Tengo que confesar que es el barroco dieciochesco el estilo arquitectónico que menos me gusta. Lo encuentro un tanto ostentoso y carente de naturalidad y sencillez (es obvio que esta última característica, la ausencia de sencillez, es inherente al estilo, pero a partir de finales del XVII, a mi parecer se exageró hasta la exasperación). Pero volviendo al Duomo, apenas
quedan restos de sus arcos ojivales y sus bóvedas de crucería. Ahora me arrepiento un poco de no haber prestado algo más de atención a las numerosas y meritorias obras que contiene,
pero... esperaba un interior medieval y actué por impulso. La única solución una nueva visita. No estaría nada mal.
pero... esperaba un interior medieval y actué por impulso. La única solución una nueva visita. No estaría nada mal.
No me ocurrió lo mismo con el Duomo de Módena.
Es hermoso por
dentro y por fuera, como corresponde a esta ciudad, una pequeña joya, en
la cual sólo desentona, y eso por lo desmesurado de su tamaño, el Palazzo Ducale,
Catedral de Módena |
Palazzo Ducale. Módena |
obra
del siglo XVII, de Gaspare Vigarini, aunque parece que en su diseño intervinieron con posterioridad Cortona, Bernini y Borromini. Desde luego es un espléndido edificio (cuyo barroco clásico, más elegante y comedido no tengo por menos que admirar) que materializa el enorme poder y riqueza de los D´Este. Hoy es sede de la Academia Militar y su visita está restringida.
En nada pudo extrañarnos las dimensiones del Palazzo Ducale, construido sobre un antiguo castillo medieval que fue la primitiva residencia en la ciudad de la familia derrotada y exiliada a fines del XVI, porque ya habíamos conocido en Ferrara el Castello Estenze,
y el foso que la rodea, le dan un aspecto verdaderamente imponente.
Su construcción, que iniciara Girolamo da Capri, se prolongó hasta el siglo XVI (todos los duques que lo habitaron dejaron en él su legado), por eso en el interior hay espacios bellamente decorados, que sirvieron de marco a una corte donde encontraban acogida intelectuales y artistas;
espacios exteriores ajardinados para pasear conversando sobre elevados temas
y al mismo tiempo infames mazmorras en las que fueron encarcelados y ejecutados aquellos que se opusieran, fueran o no de la familia, al poder de algunos de los crueles déspotas que, junto a refinados mecenas, residieron en el castillo a lo largo de los siglos. Lo apunté al principio. Una curiosa y contradictoria, y sobre todo poderosa y rica dinastía cuyo mecenazgo la convirtió en propietaria de una ingente cantidad de obras de arte, que trasladaron con ellos a Módena cuando tuvieron que abandonar el Castello que se convirtió en residencia de los legados pontificios, los nuevos gobernantes de Ferrara.
Esta colección se encuentra actualmente en el Palazzo dei Musei de Módena, edificado también bajo su patronazgo en 1753. Además de la Galería Estense, donde se exponen frescos, pintura italiana y europea, y la interesante serie de retratos familiares, también alberga el edificio la Biblioteca Estense, compuesta por una magnífica colección de libros antiguos, documentos diplomáticos y raros mapas. Aunque de entre sus fondos destaca por su belleza la Biblia Borso D´Este iluminada en el siglo XV por los más importantes artista de la escuela de Ferrara. Puede imaginarse mi frustración porque este lugar, que tantas obras atesora, no pudimos visitarlo. Así me quedé con ganas de contemplar, entre otros, el retrato de Lucrecia Borgia, muerta como duquesa de Ferrara (años después de su boda, la tercera, con Alfonso I d´Este) admirada y querida por sus súbditos, pese a las reservas, por no decir calumnias, con las que la leyenda y aún la historia, han teñido su vida, que al parecer casi nunca estuvo en sus manos controlar.
Módena no obstante nos ofreció otros tesoros, como la extraordinaria fachada, Renacimiento en estado puro, de la iglesia de San Pedro;
el “Compianto” (lamento ante el cuerpo de Cristo) grupo de terracotas del siglo XV obra de Guido Mazzoni
de la barroca, pero hermosa iglesia de San Giovanni, de planta centrada
y la extraordinaria animación de un mercado, dónde podían adquirirse los mejores productos de la gastronomía de la Unión Europea (incluida la paella como bandera de la española), situado en el entorno del magnífico Palazzo Comunale.
sede del gobierno de la ciudad constituido en el siglo XVIII tras la reestructuración de seis edificios de diferentes épocas. Ocupa los lados norte y este de la Piazza Grande y guarda en su interior la Scchia Rapita, cubo de madera que simboliza la victoria de Módena sobre Bolonia en 1325. Siempre resultan curiosas e interesantes estas historias que hablan de las viejas rivalidades de las muy cultas ciudades italianas (enfrentamientos, alianzas, traiciones), en las que, como no podría ser de otra manera, la vida continúa con sus pequeños y grandes acontecimientos, por eso me gustó especialmente la algarabía de los alegres invitados a una boda que se celebraba en tan singular e histórico ayuntamiento.
Cerca del Palazzo Comunale la preciosa catedral del siglo XII, una de las más bellas obras del románico europeo,
cuyos autores están perfectamente documentados: del edificio se encargó el maestro Lanfranco, que construyó una magnífica fachada de tres cuerpos en la que sobresale el gran rosetón central y el pórtico sobre la entrada principal, donde se concentra la mayor parte de las esculturas y los relieves de Wiligelmo, el otro artífice de la catedral, cuya influencia sobre los autores que lo sucedieron, los llamados Maestros Campioneses, es evidente.
El interior, donde acababa de celebrarse misa,
no me decepcionó como en Ferrara, bien
al contrario, me entusiasmó por la austeridad de los bien aparejados muros y por la sencilla elegancia de los arcos;
por las bóvedas de cañón de las tres naves que conducen a un espectacular ábside de tres alturas
y sobre todo por el cuerpo central elevado y paralelo al crucero, decorado por Anselmo da Campione con escenas de la Pasión de Cristo, que también contiene el púlpito de
gran tamaño y preciosos relieves debidos a Arriago da Campione.
Castello Estenze. Ferrara. fortaleza de ladrillo rojo que comenzó a construirse en 1385. De planta cuadrada, las cuatro torres, |
y el foso que la rodea, le dan un aspecto verdaderamente imponente.
Su construcción, que iniciara Girolamo da Capri, se prolongó hasta el siglo XVI (todos los duques que lo habitaron dejaron en él su legado), por eso en el interior hay espacios bellamente decorados, que sirvieron de marco a una corte donde encontraban acogida intelectuales y artistas;
Esta colección se encuentra actualmente en el Palazzo dei Musei de Módena, edificado también bajo su patronazgo en 1753. Además de la Galería Estense, donde se exponen frescos, pintura italiana y europea, y la interesante serie de retratos familiares, también alberga el edificio la Biblioteca Estense, compuesta por una magnífica colección de libros antiguos, documentos diplomáticos y raros mapas. Aunque de entre sus fondos destaca por su belleza la Biblia Borso D´Este iluminada en el siglo XV por los más importantes artista de la escuela de Ferrara. Puede imaginarse mi frustración porque este lugar, que tantas obras atesora, no pudimos visitarlo. Así me quedé con ganas de contemplar, entre otros, el retrato de Lucrecia Borgia, muerta como duquesa de Ferrara (años después de su boda, la tercera, con Alfonso I d´Este) admirada y querida por sus súbditos, pese a las reservas, por no decir calumnias, con las que la leyenda y aún la historia, han teñido su vida, que al parecer casi nunca estuvo en sus manos controlar.
Módena no obstante nos ofreció otros tesoros, como la extraordinaria fachada, Renacimiento en estado puro, de la iglesia de San Pedro;
el “Compianto” (lamento ante el cuerpo de Cristo) grupo de terracotas del siglo XV obra de Guido Mazzoni
de la barroca, pero hermosa iglesia de San Giovanni, de planta centrada
y la extraordinaria animación de un mercado, dónde podían adquirirse los mejores productos de la gastronomía de la Unión Europea (incluida la paella como bandera de la española), situado en el entorno del magnífico Palazzo Comunale.
sede del gobierno de la ciudad constituido en el siglo XVIII tras la reestructuración de seis edificios de diferentes épocas. Ocupa los lados norte y este de la Piazza Grande y guarda en su interior la Scchia Rapita, cubo de madera que simboliza la victoria de Módena sobre Bolonia en 1325. Siempre resultan curiosas e interesantes estas historias que hablan de las viejas rivalidades de las muy cultas ciudades italianas (enfrentamientos, alianzas, traiciones), en las que, como no podría ser de otra manera, la vida continúa con sus pequeños y grandes acontecimientos, por eso me gustó especialmente la algarabía de los alegres invitados a una boda que se celebraba en tan singular e histórico ayuntamiento.
Cerca del Palazzo Comunale la preciosa catedral del siglo XII, una de las más bellas obras del románico europeo,
cuyos autores están perfectamente documentados: del edificio se encargó el maestro Lanfranco, que construyó una magnífica fachada de tres cuerpos en la que sobresale el gran rosetón central y el pórtico sobre la entrada principal, donde se concentra la mayor parte de las esculturas y los relieves de Wiligelmo, el otro artífice de la catedral, cuya influencia sobre los autores que lo sucedieron, los llamados Maestros Campioneses, es evidente.
El interior, donde acababa de celebrarse misa,
por las bóvedas de cañón de las tres naves que conducen a un espectacular ábside de tres alturas
Hay otra obra maravillosa en este espacio tan lleno de ellas. Se trata de las escenas del Nacimiento de Cristo, grupo de terracotas del siglo XVI debidas a uno de los más insignes artistas locales, Antonio Bagarelli
La cripta, un íntimo espacio cuyas columnas se rematan con bellos capiteles,
guarda las reliquias del patrón de Módena, San
Giminiano.
La cripta, un íntimo espacio cuyas columnas se rematan con bellos capiteles,
El elegante y esbelto campanile, la torre Ghirlandina,
está rematado por un hermoso chapitel. Fue concluido en el siglo XIV y tenía funciones religiosas y civiles, ya que era el lugar en el que se guardaban las cajas del municipio y también, desde sus 87 metros de altura, la guardia cívica vigilaba la apertura de las puertas.
Fue divertido presenciar como se organizó después de la misa del domingo, una especie de concierto, por llamarlo de alguna manera, sin ninguna pretensión por parte de los participantes que sólo querían cantar juntos, bajo la más voluntariosa que acertada dirección de varios curiosos personajes de los que no pudimos determinar su condición o status dentro de la catedral.
El balance de nuestra breve pero intensa visita a Módena no pudo ser más gratificante. Pero aún nos aguardaban un par de interesantes sorpresas en el camino de vuelta a la pequeña estación. Primero la iglesia de San Domenico, de impresionante barroco que se abre al exterior a través de una fastuosa portada que no fue precisamente lo que más me gustó. Por el contrario me pareció maravilloso el interior de planta centrada y la luz que todo lo inundaba.
antigua fábrica de tabacos, perfectamente restaurado y reconvertido en centro cultural.
De Ferrara, que visitamos antes que Módena, quedarían muchas cosas que consignar dada la riqueza de su patrimonio. En primer lugar cabe decir que el trazado urbano, la llamada Adizzione Erculea, debido a Biaggio Rossetti y encargado por el duque Ercole I (el mismo que intentó envenenar y luego ejecutó a su sobrino por usurpador), la convirtió en el siglo XIV, en la primera ciudad moderna de Europa. Una maqueta expuesta en el Castello Estense muestra fielmente edificios, murallas y puertas.
La entrada principal, Volto del Cavallo, está constituida por un arco flanqueado por columnas donde se disponen las estatuas de Nicolò III a caballo y la de su hijo Borso sentado. Ambas son copias de las realizadas por Alberti.
Al otro lado del arco se abre el Patio Ducal, llamado hoy Piazzeta Municipale, desde donde pueden verse las ventanas de las estancias de los Este y una hermosa escalera cercana a la capilla de la corte.
Y con esta imagen finalizamos la visita. Quedaron otros palacios y museos por ver, pero... el tranquilo paseo por un hermoso y cuidado parque nos condujo a la estación con el convencimiento de haber visitado una preciosa ciudad.