El pasado mes de abril pude hacer realidad un deseo que albergaba desde que siendo una adolescente conocí la poesía sentida, profunda, sencilla y eterna de Don Antonio Machado. Mi deseo no era otro que visitar la tumba que acoge sus restos, desde que la muerte lo alcanzara, junto a su madre, en el pueblecito francés de Colliure, cerca de la frontera franco española.
Había llegado allí el 28 de enero de 1939, como tantos miles de españoles, camino de un exilio que lo librara de la represión y la venganza del bando nacional que, tras protagonizar un golpe militar contra el gobierno democrático de la II República Española, sumió al país en una cruenta guerra civil. Tras la victoria del bando rebelde, no se produjo el advenimiento de la paz y el entendimiento, sino el de una dictadura de cuarenta años en la que nacimos y crecimos varias generaciones de españoles.
Nuestra Llegada a Colliure se produjo en una tarde fría y ventosa, que me hizo pensar que el poeta, después de un penoso viaje, debió estremecerse con un frío cruel que le traspasaría el cuerpo y en el alma.¿Qué pensaría?¿Qué sentiría cuando viera el paisaje, la playa, las callejas del pueblo por primera vez? Estaba enfermo y tendría el corazón helado. Ya lo había anticipado en sus versos:
"Españolito que vienes
Al mundo te guarde Dios
Una de las dos Españas
Ha de helarte el corazón"
Murió el 22 de febrero. Quizás no tuvo la oportunidad ni el deseo de contemplar las bellezas del sitio donde sería enterrado. Sin embargo me gustó pensar y me emocionó la idea de que quizá sus ojos se posaron en los mismos lugares que yo miraba aquella tarde.
Castillo Real |
Notre Dame de Anges |
Nos dirigimos al Cementerio viejo donde reposan sus resto, justo en el centro del pueblo, aunque me atrevo aventurar que pasando desapercibido para las muchedumbres que lo toman al asalto en los meses de verano.
Apenas traspasada la puerta, se encuentra la tumba de Don Antonio y de su madre. Un grupo de estudiantes andaluces le rendían, a su manera, un bullicioso homenaje. Los dejamos ir. Luego nos acercamos. Yo sentía una intensa emoción, porque ellos representan a tantos y tantos españoles que sintieron el dolor de la derrota y el alejamiento forzoso de su país. Sé de que hablo, varios miembros de mi familia sufrieron el mismo destino.
Flores y banderas republicanas cubren la losa donde también los visitantes han ido colocando piedras.
Se cumple este año, el ochenta aniversario de la muerte del poeta y del fin de la Guerra Civil, y por primera vez ¡y ya iba siendo hora! desde la restauración del régimen democrático, un gobierno español le ha rendido homenaje colocando una placa conmemorativa.
Se cumple este año, el ochenta aniversario de la muerte del poeta y del fin de la Guerra Civil, y por primera vez ¡y ya iba siendo hora! desde la restauración del régimen democrático, un gobierno español le ha rendido homenaje colocando una placa conmemorativa.
Antonio Machado, uno de los más grandes poetas en lengua castellana descansa en Colliure, pero creo que no podrá hacerlo en paz hasta que no retorne a su patria, a Sevilla donde nació, o a algunas de las ciudades donde amó y fue amado, donde gozó y sufrió los avatares de una existencia que, como las de tantos otros, el odio, el fanatismo, la intolerancia, la crueldad hizo añicos para siempre.
Como he dicho han transcurrido ochenta años del fin de la contienda, y cuarenta y cuatro desde que se restableció la democracia en España y el hecho de reconocer públicamente a los españoles que emprendieron el camino del exilio no es, desgraciadamente, lo habitual.
En Burdeos, existe un lugar surgido del dolor y de la sangre de los republicanos españoles: la Base Alemana de Submarinos situada en el barrio de Bacalan.
Entre 1941 y 1943 el trabajo esclavo levantó una estructura de 42.000 metros cuadrados con un techo de nueve metros de espesor, para albergar y reparar once submarinos U-Boot destinados a la guerra en el Atlántico.
Es un lugar siniestro, que pone el vello de punta. Gris, inmenso, silencioso, lóbrego. No encuentro palabras para describir la terrible impresión que me produjo. Es el MAL materializado en el cemento.
En la actualidad tiene un uso cultural. Había una exposición cuando lo visitamos, pero... la fuerza maléfica del continente no pude dejar de sentirla sobre el contenido. Quería salir de allí cuanto antes.
La impresión espantosa que me produjo recorrer el edificio se transformó en pena y rabia al salir de él. El sufrimiento en forma de dolor y muerte que produjo su construcción, fue el de los republicanos españoles apresados en la Francia ocupada por los alemanes. En España nada se sabe, nada se dice, nada se habla, y allí mismo hasta hace muy poco, tampoco nada los recordaba. Hoy existe una placa conmemorativa en su memoria,
y un monolito
Como he dicho han transcurrido ochenta años del fin de la contienda, y cuarenta y cuatro desde que se restableció la democracia en España y el hecho de reconocer públicamente a los españoles que emprendieron el camino del exilio no es, desgraciadamente, lo habitual.
Entre 1941 y 1943 el trabajo esclavo levantó una estructura de 42.000 metros cuadrados con un techo de nueve metros de espesor, para albergar y reparar once submarinos U-Boot destinados a la guerra en el Atlántico.
Es un lugar siniestro, que pone el vello de punta. Gris, inmenso, silencioso, lóbrego. No encuentro palabras para describir la terrible impresión que me produjo. Es el MAL materializado en el cemento.
En la actualidad tiene un uso cultural. Había una exposición cuando lo visitamos, pero... la fuerza maléfica del continente no pude dejar de sentirla sobre el contenido. Quería salir de allí cuanto antes.
La impresión espantosa que me produjo recorrer el edificio se transformó en pena y rabia al salir de él. El sufrimiento en forma de dolor y muerte que produjo su construcción, fue el de los republicanos españoles apresados en la Francia ocupada por los alemanes. En España nada se sabe, nada se dice, nada se habla, y allí mismo hasta hace muy poco, tampoco nada los recordaba. Hoy existe una placa conmemorativa en su memoria,
coronado por una bandera española, aunque el estado en la que ésta se encuentra era una triste metáfora del destino de estos derrotados.
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