6 Y Berlín (III)
La
visita al Reichtag de ningún modo
podía dejarnos indiferentes. Por poco
que se conozca la historia alemana de los dos últimos siglos, podría decirse (o
al menos yo me atrevo a hacerlo) que la sede de la soberanía del
pueblo alemán, (Dem Deutschen Volke como anuncia en su fachada desde 1916, pues
parece ser que Guillermo II tuvo algo que ver en la demora de la colocación del
lema) es una alegoría del desarrollo que ha tenido la política, o quizá habría que decir mejor la democracia en Alemania.
El edificio de estilo neorrenacentista fue diseñado por Paul Wallot y se concluyó en 1894. En un principio, antes de la unificación, la sede
del Reichtag en Berlín fue el Preußisches Herrenhaus (Cámara
Alta de Prusia), situada en el número 3 de la Leipziger Straße. Allí
se reunió desde 1867 el
Parlamento de la Federación Alemana del Norte dominada por Prusia. Tras
la fundación del Imperio Alemán en 1871 se unieron a dicha asamblea los
representantes de los estados del sur, lo que hizo necesario un lugar de
reunión más amplio. Se resolvió trasladar a los diputados al 75 de la misma
calle, a un edificio llamado Preußisches Abgeordnetenhaus (Casa
de los Diputados de Prusia). Pronto se puso de manifiesto que dicho lugar
tampoco era suficientemente grande y la Cámara aprobó el 19 de abril de 1871 una moción en la que se decía textualmente:
“La construcción de un parlamento a la altura de
las funciones del Reichstag y digno de representar al pueblo alemán es una
necesidad urgente”.
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Imagen tomada de Internet |
Se formó entonces una comisión responsable de
los preparativos para la edificación de ese parlamento "digno". Se
trataba de concretar el lugar de la obra, desarrollar un plan de trabajo,
convocar un concurso para elegir al arquitecto, proveer
una transición adecuada y acondicionar un edificio provisional. Se calculó que
el nuevo Reichstag estaría concluido en cinco o seis años Se tardaron veintitrés.
No es
cuestión de detallar todos los problemas que se suscitaron: el emplazamiento,
el proyecto, la elección del arquitecto (con las consiguientes presiones de
todo tipo que éste tuvo que soportar), el diseño, la decoración, la
construcción de la cúpula, etc. etc.
El 9 de junio de
1884 se procedió a la colocación de la primera piedra en una ceremonia con más
representantes del ejército que de la política. Guillermo I, su hijo (futuro
Federico III) y su nieto (futuro Guillermo
II) protagonizaron el solemne acto, si bien cuando el
káiser asestó el martillazo simbólico que daba comienzo a la obra, éste se
rompió en pedazos, algo a todas luces poco frecuente en este tipo de
ceremonias.
Guillermo II, en
el poder desde 1888, se mostró en un principio satisfecho con el desarrollo de
las obras cuando visitó el edificio, pues había apoyado a Wallot en la ubicación
propuesta por éste para la cúpula (que suscitó una gran polémica entre sus
contemporáneos por su modernidad), aunque no tardó en manifestar sus reservas
porque le parecía que ésta representaba “demasiado gráficamente” el poder del
Parlamento y además era más alta que la del Palacio
Real, por lo que no ha de extrañar, dadas sus inclinaciones autoritarias, que
con el paso del tiempo mostrara una creciente antipatía hacia el edificio y
hacia su autor.
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Reichtag hacia 1900. Imagen Photochrom |
La derrota alemana en la Gran Guerra dio paso
a la República de Weimar, que fue proclamada en esta sede parlamentaria en
1918. En febrero de 1933 con Adolf Hitler ya canciller, el edificio sufrió un
pavoroso incendio provocado, del que se culpó a los comunistas (el holandés
Marinus van der Lubbe fue condenado a muerte en un juicio de algo más que
dudosa legalidad). Como no podía ser de otro modo los grandes beneficiados con
el hecho fueron los nazis que aquella misma noche desataron una oleada de
terror contra sus rivales políticos y obligaron a Hindenburg a firmar un
decreto por el que se derogaron los derechos civiles y se estableció la pena de
muerte para los delitos de alta traición contra el partido, auto proclamados la única representación del gobierno y del pueblo de Alemania.
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Imagen tomada de Internet. |
Aunque
la auténtica actividad parlamentaria no volvería al edificio hasta muchos, muchos
años después, se llevaron a cabo tras el incendio algunas reparaciones y el Reichtag fue utilizado para albergar
exposiciones dedicadas a la mayor gloria del führer y de su Reich.
Durante la Segunda Guerra Mundial se
convirtió en una auténtica fortaleza donde llegaron a instalarse desde dependencias
de la empresa AEG, a un hospital militar e incluso una maternidad. Los
violentos combates conocidos como la Batalla de Berlín tuvieron un hito
importante con la toma de este símbolo de Alemania por el Ejército Rojo, que hizo ondear la
bandera de la Unión Soviética en su fachada y sobre su cúpula.
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El Reichtag en 1946 |
En los
años 60 la RFA inició una operación para la reconstrucción del edificio (aunque
no se tenía claro cuál sería su función), del que se eliminaron muchos
elementos ornamentales y se redujo la altura de las dos torres. La cúpula no se
reconstruyó y aunque la sala de plenos dobló su tamaño, en 1971 era imposible y
aún impensable, que dicha sala cumpliera su cometido de albergar a todos los
diputados de una Alemania hipotéticamente reunificada.
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El Reichtqg en 1946. Cátalogo Artium .org |
Durante mucho tiempo
acogió festivales y conciertos de rock que debieron espeluznar a las
autoridades del Berlín Oriental, pero…cuando se dieron las circunstancias
propicias el muro fue derribado, el país volvió a ser uno, se celebraron
elecciones y en diciembre de 1990 el Reichtag albergó la primera reunión
del Bundestag.
Sin embargo se hacía necesaria una
intervención a fondo, aunque antes, en 1995, fue literalmente empaquetado por el
artista de origen búlgaro Christo,
que lo envolvió con una tela brillante.
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Imagen de Wolfgan Volz |
La remodelación y las obras de
acondicionamiento siguieron el diseño del arquitecto inglés Norman Foster, que en todo momento debió
respetar su carácter histórico por lo que partes de la antigua construcción
fueron integradas permaneciendo visibles los testimonios de la historia reciente.
Foster culminó su obra con la construcción de una impresionante cúpula elíptica
de 40 metros de diámetro y 47 metros sobre el nivel del suelo en su punto más elevado.
Toda acero y cristal, la cúpula de Foster se ha convertido en otro símbolo del
Berlín actual y miles de personas ascienden por sus rampas para contemplar la
maravillosa panorámica de la ciudad desde un lugar tan emblemático y cargado de
acontecimientos. Para mí, esta visita constituyó una experiencia muy emocionante.
Y no terminaron las emociones aquel día,
porque a continuación contemplamos el Sowjestisches Ehrenmal, erigido
en el sector británico de la ciudad dividida, en memoria de los 300000 soldados
soviéticos muertos en la II Guerra. El monumento es impresionante por su propia naturaleza y
por lo que significa. Constituye también el lugar de enterramiento de 2500 militares
y sobre este emplazamiento se eleva una grandiosa columna, coronada por la
figura en bronce de un soldado y flanqueada por los dos primeros tanques del
ejército rojo que entraron en Berlín.
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Imagen tomada de Internet |
Y a continuación el impactante recorrido por el Holocaust Mahnmal, monumento que recuerda
a los judíos víctimas del holocausto. Diseñado por Peter Eisenman se configura como un espacio inclinado en el que se
sitúan 2711 losas de hormigón con las mismas dimensiones de ancho y largo pero
con distintas alturas. Estas circunstancias crean una atmósfera en la que se siente que la realidad ha perdido su dimensión racional y creo que ese era el
efecto buscado, como una metáfora de la sin razón asesina que llevó el exterminio de más de seis millones de seres humanos. No hay inscripciones ni
símbolos, sólo la neutra y fría superficie del hormigón. En un subterráneo
anexo se guardan los nombres de las victimas conocidas, de las desconocidas, al
menos a través de este memorial,
quedará constancia de su terrible destino.
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Imagen tomada de Internet |
El monumento fue inaugurado apenas tres meses
antes de nuestra visita a Berlín. Me conmovió en lo más profundo haber tenido
la oportunidad de contemplarlo y de alguna manera, rendir mi particular
homenaje a todos aquellos, hombres, mujeres y niños, que vieron sus vidas segadas de una forma tan cruel. Desgraciadamente,
en los días que escribo estas impresiones, otras son las victimas y otros son los
lugares donde se producen, pero la razón, es la misma,
el fanatismo de unos, la culpable indiferencia de muchos y el calculado y político egoísmo de otros.
Y no cesaron las tristes impresiones aquel día, (parece que sin un propósito previo, nuestro itinerario nos llevó a rememorar algunos de los más negros acontecimientos del siglo XX) porque hicimos
un breve recorrido por el espacio conocido como Prinz-Abrecht-Gelände donde
se ubicaron a partir de 1933 las sedes centrales de la Gestapo, de las SS y de
la Oficina de Seguridad del Reich,
es decir el centro del poder del nazismo y el lugar en el que se planificó la
persecución y la aniquilación de millones de personas. La zona, arrasada
durante la guerra, estaba en vías de recuperación para instalar un Centro Internacional de Documentación.
Cuando la visitamos, al aire libre se exponían diversos documentos con el
nombre de Topografía del Terror.
En
las inmediaciones, el edificio gris, pesado, aplastante, de la Luftwaffe, que no fue bombardeado por
los aliados y que aún permanece en pie.
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Imagen tomada de Internet
Como un símbolo del horror de todas
las dictaduras, el espacio que alberga la exposición, estaba adosado a una parte
del Muro. Pudimos contemplar algunos restos de hormigón que conformaban los trozos que quedan en pie, en los que ni siquiera los
graffitis logran paliar la cruel frialdad de lo que representó. Para acabar el Checkpoint Charlie, hoy atracción de turistas, pero durante la guerra fría
lugar de tensiones y conflictos entre las dos super potencias, y por lo tanto
del resto de una Europa dividida. A pesar de sus connotaciones cinematográficas, no me gustó.
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Checkpoint Charlie hacia 1963. Imagen tomada de Inter |
Menos mal que terminamos
la noche con un tranquilo y agradable paseo por una zona de terrazas cercana al
río Spree y la animación que había me distrajo de las tristes impresiones
acumuladas durante la jornada. El día siguiente tendría otra dimensión.
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